
Estos últimos meses he hecho muchas pruebas de traducción y estoy muy contenta por ello. Eso significa que mi CV llama la atención y que las empresas quieren saber más de mí. Sin embargo, este no era un tema del que yo supiera demasiado y me ha hecho pasar mucho estrés y algunos malos ratos. Estas son las 5 cosas que he aprendido sobre las pruebas de traducción.
- No debes tomártelas como un examen. Simplemente sirven para saber si al cliente le gusta tu forma de traducir o redactar, no te lo tomes como algo personal.
- Cuidado con su extensión. No deberían de superar las 300-400 palabras si son gratuitas, si son más largas puede que te estén colando un trabajo real (y no te lo paguen como tal).
- Pasarlas no significa que vayas a tener trabajo de inmediato. Yo soy la primera que ha caído en esto, no esperes que la empresa te vaya a contactar en unos días porque no va a ser lo habitual.
- Están llenas de trampas: por ello debes dedicar bastante tiempo a leerlas como es debido y detectarlas.
- No tomes una prueba que no sea de tu especialidad. Aunque estés empezando, seguro que tienes algún campo de interés o que se te dé mejor. Mi consejo es que no pierdas el tiempo haciendo pruebas de temas que sobre los que no te interesa traducir.
Si tienes en cuenta estos consejos lograrás ver las pruebas de traducción como un proceso más por el que pasar. Ten en cuenta que no son para nada obligatorias, pero que pueden abrirte algunas puertas cuando estás empezando. Por eso te animo a que las ofrezcas cuando envíes tu CV a empresas si, como yo, no cuentas con mucha experiencia profesional. Si no sabes cómo encontrar agencias a las que contactar puedes leer mi entrada sobre Proz.