Marzo es un mes muy importante para mí. Hace un año, no recuerdo bien que día, decidí emprender mi negocio como proveedora lingüística, me di cuenta de que necesitaba un trabajo que me permitiera tener flexibilidad horaria (e incluso me permitiera librar entre semana y trabajar los fines de semana) y con el que me sintiera a gusto. Tengo que reconocer que me planteé estudiar algo nuevo, pero caí en la cuenta que yo ya tenía una profesión liberal a la que volver y en la que desarrollarme. Un año después se me antoja buena idea hacer balance y contar cuáles fueron mis primeros pasos como traductora autónoma.
Ante todo formación
En ese momento trabaja en un colegio concertado de Madrid a tiempo completo (incluso teníamos colegio por la tarde), cuando llegaba a casa sacaba fuerzas para informarme sobre los pasos a seguir para convertirme en lo que siempre había querido ser: traductora autónoma. También pasé las vacaciones de Semana Santa y los fines de semana (viajes en el AVE Madrid <-> Alicante incluidos) formándome, viendo vídeos y escuchando podscasts sobre el tema. En Mayo comencé el curso de Traducción jurídica profesional con Ruth y Fernando y conocí el club de traductores, también en ese mes me asocié a Asetrad y solicité entrar el programa de mentorías.
El salto a la profesionalidad
A finales de julio llegó mi primer encargo, en septiembre me formé en SDL Trados (gracias a una amiga pude obtener la licencia) y en octubre decidí hacerme autónoma oficialmente, también decidí crear mi cuenta de Instagram @gemalanguages y empezar a elaborar mi “branding”. Otro (gran) paso lo di en diciembre al pagar la membresía del sitio para traductores Proz, gracias a la cual he podido acceder a más agencias y proyectos más grandes. Mi último hito fue crear esta página web, de forma casera pero con mucho mimo.
Intentando establecerme en el mercado
Poco a poco voy fidelizando clientes y es muy gratificante para mí ver como repito clientes en mis facturas mensuales, aunque todavía dé muchas clases particulares y haya semanas en las que no sepa como llego a todo. Estoy muy contenta de todo lo que he conseguido. El camino no es sencillo, como en todos los negocios se necesita cierta inversión. No obstante, seguiré luchando para alcanzar mis metas y poder tener una profesión compatible con mi familia y el estilo de vida que quiero seguir.